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De Besos y Saliva…

Mi primer beso húmedo – la primera vez que me excité y realmente sentí algo con un beso – fue a los 14 años. Ya antes había besado a dos niños, cuando estaba en 4to y 5to grado, pero solo sentí asco. Era una niña y aún no descubría mi sexualidad. Pero a los 14 llegó aquel rubio de ojos como el mar y me besó detrás de un laboratorio de química como si no existieran más labios en el mundo que los nuestros. No sé, pero siempre he pensado en él como el besador perfecto y supongo que es más una cuestión de añoranza que de ciencia. Probablemente si me lo encuentro mañana y lo vuelvo a besar descubriré que realmente sus labios no están hechos para los míos pero cuando tenía 14 y jamás había sentido lo que sentí, él se llevó el premio a los mejores besos.

Recuerdo entonces que me gustó tanto la sensación de un beso que durante todo ese años – y algunos otros que vinieron después – me dediqué al arte de besar. Besé a muchos muchachos, jugando a aquello de las “descargas”, término usado para llamar al rato en que dos personas comparten besos y caricias superficiales, sea en una fiesta, discoteca o algo así; generalmente personas que no se conocen previamente ni tendrán una relación. Las descargas son momentos efímeros.

Comencé a ir a fiestecitas, a discotecas del barrio y bonches callejeros y entre baile y música me dediqué a desentrañar el misterio de los besos. Recuerdo a aquel muchachito que era realmente intrascendente, que era un idiota realmente, pero lo besé una vez y me gustó mucho el beso. Sus labios no eran la gran cosa, pero se sintió bien. Otra vez besé a uno que tenía un arete en la lengua y era más el morbo de verlo sacarla y provocarme con ella que la sensación de los besos con un pedazo de metal chocando mis dientes.

Pero hubo uno con el que jugué a robarnos besos, ni recuerdo cómo comenzó la cosa pero fue muy divertido y realmente besaba muy bien. Yo tenía 14 aún, él unos 18 o 19. Yo era una nena de mi casa, él era un indisciplinado social. Yo era decente, tranquila, educada… él era problemático, ignorante y busca pleitos. Pero no importaba porque me trataba como a una princesita y me propuso el primer juego de mi vida, supongo que por eso me gusta tanto “jugar”. Hablábamos mucho por las noches y como vivía justo en frente de mi casa, era solo cruzar la calle para comenzar la batalla.

Recuerdo que él fumaba mucho y el olor a cigarro era insoportable. Aún así, su aliento a tabaco y el sabor de su saliva me agradaban, aunque siempre le exigía que no fumara, por malcriadez mía. Nos besamos mucho y aprendí a gustar de su vicio, cosa que hasta el día de hoy me ha quedado por dentro. No todo el mundo sabe igual o huele igual y no todo el que fuma puede llegar a ser atractivo a mi persona, pero después de él, algún que otro hombre me ha seducido con su aliento vicioso.

Luego pasé varios años de mi vida besando a un mismo hombre, mi primer novio y hoy, luego de muchos años me doy cuenta de que, siendo amante de los besos pasionales, de las borracheras salivísticas y del high que me producen los besos geniales, me he dado cuenta de que mis 3 relaciones serias han sido con hombres con los que besar no es del todo aventurero. Eso me indica que aunque una parte de mi es temeraria, pasional, la predominante prefiere lo seguro.

Hubo otro y es curioso pues cada narcótico en su sistema me hacía gustar más de él. Entonces me di cuenta de que es cuestión de química y física, literalmente hablando. Primero que todo, influyen las feromonas y aunque olfativamente ellas se mezclan en el olor personal, perfume u otra fragancia que emita nuestro cuerpo, están ahí, solapadas al olfato pero presentes para el cerebro que las capta y las recoge, analizándolas y decidiendo si esa persona nos atrae o no. A ese fenómeno le llamamos “química” y quiere decir que dos personas son compatibles, que hay una llamita entre ambas, aunque no podamos explicar el por qué.

Luego, ya durante el beso, influyen el aroma del aliento que es lo primero que uno siente si se dedica a disfrutar del otro antes de lanzarse a comerle los labios. El aliento nos agrada, nos desagrada, nos hechiza o nos hace repeler al otro. Hay gente que tiene un aliento que nos embruja, sin tener un aroma peculiar o diferente, simplemente tiene lo que nuestro cerebro busca y desea y ciertamente, nos emborracha.

Luego vienen los labios. ¿Nunca les ha pasado que besan a alguien con labios muy blandos? ¿O muy recios? ¿O que los abre como si fuera a tragarte? ¿O que tienes que sacarle la lengua con tenazas de la boca? Además de la textura, consistencia y forma de los labios, influye la técnica del besador y la compatibilidad entre esos aspectos de él(a) y los propios. Hay quien simplemente tiene los labios perfectos para los nuestros y los usa a cabalidad.

Y el último aspecto, la saliva, que para mí es el más importante de todos – por puro fetichismo. Y si hablamos de saliva influyen factores específicos – parezco científica hablando de besos O.O – como por ejemplo, la textura. Todas las salivas no son iguales o mejor dicho, nosotros no reaccionamos igual a todas las salivas. Hay quien tiene una saliva babosa, densa, para mi gusto desagradable. Hay quien besa muy seco, precisamente por producir poca saliva. Están también los que te besan y parece que te están dando de beber de tan salivosos que son.

Existe la mezcla perfecta que para mi consiste en una saliva suave, acuosa, que seque como agua y no te deje los labios pegajosos. La saliva de sabor tenue, aunque se influencie con comestibles, bebidas o hasta cigarro, pero que sea una saliva de sabor tenue y delicado, nada empalagoso. También es importante la cantidad que debe ser no muy abundante ni muy escasa tampoco. Y además, debe ser una saliva que me tiente a jugar con ella, a embarrarme por placer, a tocarla y degustarla y que me parezca sabrosa, rica, que me deje pidiendo más.

Por supuesto, cada persona es un mundo y lo que para mi puede ser adictivo para otra persona puede que sea repulsivo y viceversa. Pero el besar es un arte y más allá de las predisposiciones psico-fisiológicas que podemos desarrollar hacia ciertos y determinados individuos, el besar se practica, se aprende, se mejora y se perfecciona. A lo mejor un día me encuentro a aquel muchacho de mi primer beso húmedo y me doy cuenta de que besa aún mejor, quién sabe.


Un personaje interesante…

Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender.

Ortega y Gasset

Saben, soy alguien a quien le gusta sorprenderse pero por mi maldición de BRUJA – soy demasiado perceptiva – es muy difícil que alguien logre de veras asombrar.

Hay una muchacha nueva en mi trabajo, es dos años menor que yo y vino para los Estados Unidos siendo muy pequeña. Primero que todo debo decir que habla el español perfectamente, con acento cubano y todo, así mismo habla de bien el inglés con el que creció. Además, por lo que he descubierto de ella, piensa muy parecido a los cubanos sin haberse criado con ellos y me refiero a lo que busca en la vida y lo que valora.

Ya me ha sorprendido en varias ocasiones pues al conocerla, no puse muy alta la barra de las expectativas. Si, soy muy exigente pero igual de realista y ya casi he perdido la esperanza de encontrar gente interesante de este lado del charco. Entonces no quise medirla duramente; lo admito, la subestimé.

Primero me sorprendió cuando, hablando de tatuajes, le comenté sobre el Principito y la zorra – no les doy más detalles pues quiero hablar de eso en otra ocasión – y de lo que ese libro había marcado mi vida. Me escuchó con atención y me dijo que la historia era preciosa. No le dije nada pero, tuve deseos de prestarle mi libro y generalmente, no presto ese libro. Bueno, el caso es que me gustó su reacción al escucharme y me dijo que le gustaba mucho leer, sobre todo en español pues el inglés era muy simple y a veces no había palabras para decir algo pensado en español. Completamente de acuerdo!

Me sorprendió luego con el libro del que ya les hablé hace unos días. Su mamá estuvo de vacaciones por Italia y le dijo que le llevaría un libro – ella me dijo que ese era el mejor regalo que podía recibir; coño! igual que yo! A los días me trajo el libro para que yo lo viera y me lo prestó un ratico. También me dijo que prefería regalar un libro antes que prestarlo pues siempre le quedaba la impresión de que no lo recuperaría… por eso no se lo pedí pues el libro se lo regaló su mamá. No quise ponerla en esa posición.

Ayer mismo me sorprendió de nuevo pues me dijo algo que, aunque parecería una tontería, me ratificó que puede llegar a ser muy profunda a veces. Me preguntó si me gustaba meditar y le respondí que no. Nunca me lo diagnosticaron pero estoy 99 % segura de que padezco TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) pero como era una niña inteligente y mi rendimiento escolar nunca se vio afectado, nadie se dio cuenta. Le comenté de mi dificultad para concentrarme al 100 % en algo y por lo tanto, mi imposibilidad de meditar.

Me llamó la atención que le interesara algo tan… profundo, pasivo, relajante y diferente como la meditación. Admito nuevamente, la encasillé en un estereotipo de joven americana superficial y trivial; me equivoqué.

Y lo último que hizo hoy, que me hizo darme cuenta de que me está asombrando desde que la conocí fue pedirme que hiciera una lista con mis sueños y aspiraciones, lo que quiero hacer en mi vida y que ella haría una. Tomé el asunto sin mucha emoción, como desdeñosa. Admito, otra vez, soy insoportable. Pero me agradó la idea y hasta terminó gustándome pues es algo que hice hace muchos años con mi mejor amiga, Maday. Esta muchachita me hizo recordar a mi hermana, a esa persona tan especial con la que tengo una relación tan estrecha, sui géneris y disfuncional para muchos.

Entonces, no sé qué pensar. ¿Será que esta muchacha tiene potencial de amiga? ¿Será que esta era la señal que esperaba? Tengo miedo a quedar decepcionada y herida, como de costumbre pero… creo que me arriesgaré a averiguarlo.


Un pedacito de Historia…


No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños.

Marco Tulio Cicerón

Por azares del destino llegó a mis manos un libro muy interesante. Es una especie de guía histórica de Roma y el Vaticano. Una muchacha que trabaja conmigo es la dueña y me lo trajo hoy para que lo viera. Es cierto que la Acrópolis griega me es más interesante que Roma pero, el Coliseo y la Capilla Sixtina también son maravillas que quiero ver con mis propios ojos algún día.

Lo más interesante del libro no es lo que cuenta ni las hermosas imágenes. Lo más increíble de todo es que vino de Italia en el equipaje de una madre como regalo a su hija amada. Es un libro que viene de allá, del mismo lugar del que cuenta y estuvo bañado del mismo viento que una vez refrescó a Miguel Ángel. El libro viajó desde la cuna del arte y lo pude hojear por un rato, escudriñando cada imagen – aunque me quedé con las ansias de beberme sus letras.

Se divide por paseos pues como dije, es una especie de guía y no solo cuenta sobre la Roma antigua. Además, trae un poster que retrata una maqueta inmensa de lo que fue Roma en sus mejores tiempos. Por la parte de atrás, este mismo póster tiene una fotografía de la Capilla Sixtina.

Cuenta además, sobre el Vaticano y su historia, mostrando vistosas fotografías que muestran la riqueza en la que viven los Papas – paradójico, no? Pero lo que más me gusta es el Coliseo romano. Tiene imágenes de cómo era en la antigüedad y cómo es ahora mismo. Se ven fotografías en las que algunos turistas lo visitan. Mi primer pensamiento fue: de estar yo ahí, recogería un poco de piedritas de la arena más famosa e histórica del mundo y las pondría en un pomito de cristal para recordar siempre de dónde venimos.

No sé a ustedes pero a mí la historia me apasiona y debo confesar que no toda. La historia antigua y sobre todo greco-romana es mi preferida. La mitología es otra de mis pasiones. Parece algo trivial pero el tener ese libro en las manos me hizo feliz, me sentí parte e algo más grande. Aún no sabemos con certeza de dónde venimos ni a dónde vamos, pero sabemos que vinimos de alguna parte… y que seguiremos andando.


Un año sabático…

Quien ama a los hombres afianza a los hombres, pues él mismo desea ser afianzado; ayuda a los hombres a lograr éxito, pues él mismo desea lograr éxito.

Confucio

Ayer tuve la dicha de conversar con mi amor hasta la 1 de la mañana, cosa que no hacíamos desde hacía mucho tiempo. Ustedes saben, al inicio de las relaciones no es raro que te de el amanecer conversando, filosofando y arreglando el mundo junto a tu enamorado, pero cuando pasa el tiempo, ese tiempo dedicado a las largas charlas, a veces se ve empañado por el silencio y las causas son disímiles; no hablaré de ellas hoy.

Después de tratar un tema complejo y delicado que les dejaré para Asuntos Triviales ya que es perfecto para hablar allá, terminamos dialogando acerca de nuestros gustos y quedamos, ciertamente, en que somos bastante diferentes en el pensar. Yo le comentaba que había visto en Netflix un documental muy interesante sobre el sex appeal y la química entre seres humanos que abundaba sobre el papel que tienen los sentidos y el cerebro en estos procesos químicos que son la atracción y el enamoramiento.

A él le gustan mucho los documentales de animales, sobre todo de tiburones y le encantan la naturaleza y los deportes al aire libro. Le dije eso, argumentando que a mi, en cambio, me apasionaba el hombre y su psiquis. Entonces, atando cabos llegamos a la conclusión un poco discordante de que él es un naturalista algo materialista ya que, prefiere los lujos y la tecnología aunque disfrute la naturaleza los fines de semana. Yo, en cambio, soy más humanista aunque idealista también pues prefiero estar rodeada de personas y las comodidades las disfruto pero las cambiaría, gustosamente, por una buena aventura.

Entonces me vino a la cabeza un sueño que he tenido siempre, aunque no esté muy elaborado. Si yo fuera una persona adinerada – dígase rica o millonaria – me tomaría un año sabático conociendo el mundo y sus verdaderas y tristes miserias. Tomaría solo lo necesario, algunas ropas cómodas en una mochila junto a mi pasaporte y una tarjeta de crédito para las necesidades básicas, no para tener unas vacaciones de reina y me iría a África a conocer ese mundo que pocos conocen.

Hablo de tener dinero pues quisiera conocer muchos países pobres y ruinosos de África y Asia, convivir con sus habitantes, conocer sus culturas, incluso ayudar con las causas benéficas en casa lugar. Para hacer todo eso sin tener un trabajo estable, saltando de pueblo en pueblo, de frontera en frontera, habría de tener dinero para sustentarme, aunque repito, solo el necesario para lo imprescindible: comida, un techo bajo el cuál dormir y algunos cambios de ropas para poder seguir mi travesía.

Sería increíble, amanecer un día en el Sahara y al otro visitar las pirámides. Alimentar niños hambrientos o participar en el santo acto de limpiar los pisos de un templo budista. Caminar la muralla china o cubrir mi rostro con velos respetando el código de vestimenta en Irán. Sería muy interesante poder compartir con personas del mundo, con gente pobre y con gente necesitada. Conocer gente luchadora, simple, humilde. Llevarme un pedacito de cada lugar que visite y llenar mi alma de agradecimiento por haber tenido la oportunidad de nacer y vivir en lugares desarrollados, libres, salubres, con igualdad.

Supongo que sería una cura para muchas enfermedades del alma el ver con mis propios ojos a tanta gente en el mundo con muchas más problemas y problemas mucho más graves y urgentes que los míos, tan tontos y fútiles. No sé, pero sería algo que regocijaría mi alma.

Mi amor no coincidió; me dijo «ok, en lo que tu alimentas niños hambrientos en África yo me voy de safari a cazar leones», jajajajaja! No es que él sea superficial, no lo juzguen mal. Él es un hombre increíble al que simplemente le hacen falta otro tipo de alimentos para su alma, solo eso. Si lo choteé un poco diciéndole que no podía creer que prefiriera matar animales antes que ayudar personas y se puso un poco bravo, aunque el sueño fue más fuerte. Balbuceando me dijo que si podría darle comida a los niñitos, pero solo por unos días pues, de ser ricos, debería regresar a su rancho en Arizona a montar sus caballos árabes O.O

ps: fue broma, como dije antes, él es muy bueno, solo que en estas cuestiones pensamos de maneras diferentes.


Ese animal llamado Hombre – VI

Para manipular eficazmente a la gente, es necesario hacer creer a todos que nadie les manipula.

John Kenneth  Galbraith

Manipulación y mentiras «blancas»

Ok, hoy hablaré un poco más sobre las mujeres que sobre los hombres porque creo que nosotras usamos más estas «técnicas» que ellos.

Ayer conversaba con mi marido sobre nuestras discusiones y que a veces me vuelo con él por la tensión en el trabajo, las iras contenidas y esas cosas y le pedí perdón por tomarla con él a modo de desquite cuando él pasa por los mismos malos ratos – y hasta más que yo por la índole de su trabajo –  y nunca me ha tratado mal. Comencé diciéndole que no me justificaba pero que si, que esa era la razón principal de que a veces estuviera irritable y que reaccionara mal, perdiendo la dulzura para con él en ocasiones.

Entonces, saltando temas caímos en que me dice «si pero cuando discutimos tú comienzas a hablar boberías y dices cosas que no son reales porque estás molesta» y automáticamente le respondí: «ah, porque yo hablo boberías?». Tal vez les resulte un poco confuso pero muchos y muchas verán algo familiar en esa pequeña frase… ah, porque yo hablo boberías.

Desde hace tiempo sé que generalmente las mujeres hacemos esto, aunque supongo que algunos hombres también. Manipulamos la conversación, tomando una simple palabrita o una pequeña frase de todo el discurso para con ella, virar la tortilla y quedar nosotras como las víctimas, las pobres, las dolidas.

En ese preciso instante corté su discurso y le dije esto mismo que les acabé de decir a ustedes y comencé a reírme. Y él hablándome de mi y las discusiones y yo que quería hacer un post de aquello, que me repitiera la frase exacta para guardarla en mi cerebro hasta hoy. Bueno, no hablamos más del tema pero me quedé pensando en esto. Ah! no, no discutimos ni nada, comencé diciéndoles que solo analizábamos nuestras discusiones. Si, me gusta volver sobre los problemas, ya en calma, para atar cualquier cabo suelto que haya quedado, ya sin rencores y cuando los humos han bajado.

Entonces, volviendo al tema… es increíble como nosotras las mujeres siempre intentamos volver la discusión a nuestro favor, desechando todo lo que en realidad es importante y centrándonos en las pequeñas críticas o defectos que usa la otra parte para señalarnos un error. Creo que somos muy manipuladoras y lo peor del caso es que lo hacemos a consciencia amén de que es una conducta inherente a nuestra personalidad.

¿Cuántas veces han llorado chicas para evitar algo o para ganar algo? Los hombres también saben que nosotras usamos estos ardides, lo saben pero pocos pueden resistirse a nuestras lágrimas o a nuestras manipulaciones. ¿Cuántas veces han inventado una mentirilla para no tener sexo? Los hombres también saben esto pero no pueden obligarnos ni inducirnos a hacerlo.

Creo que, además de ser métodos de defensa que usamos, cosas como las mentiras y el sexo son falta de motivación y comunicación. Si, preferimos mentir antes de decirle a nuestra pareja «mira, realmente hoy no tengo ganas» pues tememos herirlo. Lo que aquí sucede es que nuestra pareja no es bob@ y se da cuenta de que estamos mintiendo y de que, además de no tener ganas, no tenemos el valor de admitirlo siquiera.

Gente, nadie es una máquina de sexo y existen muchísimas razones para no querer tener sexo en un momento determinado. Depresión, tensión, preocupaciones, baja libido, algún malestar físico real, falta de interés, monotonía, aburrimiento, rencor… sin disímiles. Aquí es muy importante el nivel de inteligencia intrapersonal de cada cual ya que deberíamos primero localizar la razón exacta nosotros mismos antes de poder compartirla con nuestra pareja.

Pero no, no usamos el cerebro que la naturaleza nos dio y simplemente intentamos manipular a los demás, por miedos y por tonterías auto-impuestas. Yo abogo por la comunicación, por la verdad, por darle al otro la posibilidad de conocernos realmente. Abogo por abrirnos primero a nosotros mismos, por auto-analizarnos y comprendernos, para luego así poder transmitir nuestros sentimientos, nuestros estados de ánimo a los que no rodean, para no tener que mentir.


De mi para mi!!!!!

Verdaderamente trivial….

Un poco de fechas y de yoísmo para aprender, reírnos y planificar que me vana  a regalar, por supuesto, jejejejeje!

Lléguense a mi otro blog.

ps: La foto es un cundeamor, una frutica que se da mucho en mi patio y lo comen los pajaritos.


Pasen a VOTAR!

Ok gente, yo no hice el concurso ni llevo 15 días metiendo mini post promocionales para que la audiencia del blog suba. Yo quiero que de veras lean a los nominados y voten por ellos. Yo sé que son 8 posts y que la mayoría de ustedes vienen a leer mis sonseras jajaja pero por favor, hagan un tiempito y voten por los muchachos que se lo merecen. Lean los posts que están lindísimos.

Aquí los Nominados:

Mis tres abuelas – Alejo3399  por Alejo

Papi – La Mariposa Cubana  por Carmen Luisa

Los dos engaños del abuelo – El Café de Nicanor  por Julio César

Abuela Blanca – La Torre  por Kyn

Huérfana de muñecas – Botellas al Mar  por Leydi

Mi ángel de la guarda – Un pedacito de Mar  por Marian

Mima Juana – Ojos a la N  por Nyliam

Aquellos ojos verdes – El Microwave  por Rafa

Y aquí la ENCUESTA


Ese animal llamado Hombre – V

Tienes que saber como aceptar el rechazo y como rechazar la aceptación.

Ray Bradbury

De cortejos y citas

Como muchos saben yo vine a los Estados Unidos cuando estaba al cumplir 21 y llevo viviendo aquí un poco más de 3 años ya. Este cambio permanente de domicilio me hizo enfrentarme a nuevas culturas y a una nueva sociedad. El choque fue más fuerte dado que soy abierta en materias de sexualidad y, afortunadamente, tengo bien definido lo que quiero y lo que me gusta.

En Cuba, términos como «cita» no son muy populares ya que la situación económica, la idiosincrasia que caracteriza al cubano y muchos otros factores, nos han condicionado para no ser animales de reglas preconcebidas en materia de cortejos. Si, el cubano sale con su pareja potencial pero no es una ley el conocer chic@/invitarl@ a salir/ seguir saliendo/conocerse un poco/tener sexo. El cubano – y me refiero tanto a hombres como a mujeres – es más rápido y me atrevo a decir incluso, más hábil a la hora de «cuadrar» jeb@s.

Para mi, que soy una mujer muy práctica y sencilla, el tema de este lado del charco se vuelve un poco agobiante y hasta frustrante. Primeramente porque, en casi todo el hemisferio – esta regla si que no cambia – la mayoría de los hombres piensan que una mujer es «fácil» si se acuesta con ellos demasiado «pronto». Todos saben lo que significa ese fácil y el pronto, pues depende del juicio de cada cuál. ¡Qué problema, eh!

Otro atenuante es que la gente no sabe lo que quiere. Le pregunto a cualquiera, «¿cómo sería la mujer/el hombre ideal para ti?» y la mitad te da una disertación que realmente no dice nada, reproduciendo el discursito generalizado de «que sea buen@, inteligente, blablablabla» y la otra mitad pues, simplemente, no están seguros. Precisamente por ese desconocimiento propio, íntimo y personal, muchas relaciones fracasan. ¿Cómo pretendes llegar a conocer a tu pareja si ni siquiera te conoces a ti mismo? Un poco fuerte, creo.

De este lado la gente se conoce en cualquier lugar, escuelas, centros laborales, lugares públicos y de esparcimiento; realmente no hay límites de espacio para conocer a alguien que te atraiga. Entonces yo me digo, «bueno, es fácil, simplemente le das tu número teléfonico y ya» pero no!! qué va! Eso me digo yo pero la gente piensa muy distinto y ahí es donde se enrolla la pita. Primero viene el dilema de «¿cómo me acerco?», cosa que para mi es ridícula al extremo. ¿Cómo que «cómo»? ¡Pues, acercándose! Si todo en la vida fuera tan fácil como abordar a alguien que nos atrae y decirles: «Hola, mi nombre es X y tú me pareces una persona muy atractiva. ¿Te gustaría conocerme?»

Claro, yo soy mujer y para una mujer, objeto codiciado y perseguido ancestralmente, es muy fácil acercarse a un hombre, sabiendo que hay ínfimas posibilidades de ser rechazadas gracias a ese dicharacho que le oigo mucho a mi padre, «en tiempo de guerra cualquier hueco es trinchera», jajajaja! Pero esa es una simple tontería machista que no debería regir en el siglo XXI. Y ya aquí nos vamos a las guerras de géneros y a métodos de defensa y/o venganza que han adoptado las mujeres contra los hombres tras tantos años de opresión y discriminación.

Si, lo admito, las mujeres son malvadas. Luego de tanto luchar por una igualdad – que sé utópica en muchos sentidos –  añorada y perseguida por siglos, las mujeres se vengan de los hombres, rebajándolos y despreciándolos, haciéndolos sufrir y esperar por sus favores sexuales. Pero bueno, ese no es el tema y supongo que eso es cuestión de cada individuo ya.

De todas maneras creo que uno debe ir con dos jabitas, la de ganar y la de perder, pero sobre todo, debe IR. La vida es muy corta para desperdiciarla deshojando margaritas y rezando en voz baja «me quiere, no me quiere». Creo que el ser humano debe llenarse de orgullo, de valor y enfrentar la vida sin miedos. Si, muchos te rechazarán, imagínense, el ser humano es mezquino por naturaleza, pero la virtud está en seguir buscando y en encontrar al fin a alguien que se de la oportunidad de conocerte, de disfrutarte.

Pero bueno, donde estábamos. Aquí el rito consta de un número determinado de citas, que debe ser mayor de 3 por puro prejuicio, para poder llegar a tener sexo. ¿Quién no conoce referencias a «primera, segunda y tercera base» en las pelis americanas? Bueno, yo no sé bien cuál es la posición anatómica de casa base pero se traduce en el progreso con una chica: besos, caricias superficiales, caricias más íntimas, sexo. Y por un lado los muchachos luchando por perder su virginidad más por una cuestión de orgullo que de necesidad fisiológica y las chicas intentando conservarla más por falso moralismo y complejos psico-sociales que por voluntad propia, ya que arden en fuego, como todo ser humano sexuado.

Pero hablando de citas, según la wiki:

Durante las citas, las personas exploran la personalidad del otro, para descubrir si son compatibles y si podrían sostener una relación. Frecuentemente, si los individuos descubren que su compatibilidad es pobre o baja, la relación se termina. La información sobre la otra persona que se busca más a menudo incluyeactitudescarácter e integridad; etapa de crecimiento personal; expectativas; orígenes familiares, culturales y sociales; edad; hábitos; intereses; madurezfilosofía personal; preferencias y prioridades; opiniones políticas y religiosas; opiniones sobre el sexo, el matrimonio y los hijos; maneras de comunicarse; y situación financiera.

Y de ahí el pensamiento que se estila mucho acá y que es un derivado modificado y/o evolutivo de las prohibiciones bíblicas/religiosas de «no vivir juntos hasta luego del matrimonio», JA! Por supuesto que esto lo considero una hipocresía y de aquí surgen problemáticas. ¿Qué se considera sexo? ¿Cuáles son los límites permitidos entre dos novios a la hora de demostrarse su «amor»? ¿Y dónde dejamos la convivencia? Pero claro, hay pecados más graves, como leerse la Teoría de la evolución de las Especies de Charles Darwin por ejemplo – considerado el mayor detractor de la biblia – O.O pero no hablemos de sexo y religión, para no complicarme la existencia 😀

En una discusión con un compañero de trabajo nacido aquí aunque de padres latinos, él explicaba que no hay posibilidad para él de vivir con su novia antes de casarse – y no se hablaba de sexo, en su «concepto personal de religión» simplemente el sexo antes del matrimonio es un problema menor – pues, según él, ya lo había intentado y no funcionó. Esta experiencia lo condicionó para creer que la mejor manera de conocerse y lograr que una relación funciones, evolucionando a un matrimonio funcional y feliz, es evitando convivir antes de llegar a este punto.

O.O Wtf…???? me dije yo, completamente cubanizada y de mente abierta, probada en la verdad irrefutable de que la única manera de acercarse a conocer a otra persona – hablando de la pareja – es conviviendo con ella. Y digo «acercarse» porque nadie llega a conocer completamente a otra persona, es imposible. Yo he tenido 3 relaciones serias en las que he vivido con mis parejas y créanme, sé de lo que hablo. No hay otra forma de crear lazos, de construir juntos, de delimitar los límites, de acoplarse y ajustarse al otro que conviviendo pero… quién le implanta esa idea en el cerebro a un gringo frustrado y en sus 13.

Con este ejemplo quiero llegar a que la sociedad condiciona mucho el comportamiento de los seres humanos. La religión distorsiona muchos conceptos que deberían ser íntimos, personales, propios de cada individuo. La cultura, la educación en las escuelas, los modelos a seguir que imponen los padres, «la moral y la ética» implantadas por la mayoría, la historia y muchos otros factores nos convierten en «bichos» aislados, llenos de complejos y de ideas preconcebidas, de tabúes y de trabas que no nos dejan vivir y obrar sin miedo al fracaso. Somos autómatas de un sistema que nos domina, nos manipula y nos mata.

A mi entender, algo tan simple, tan básico y tan antiguo como el cortejo no debería ser canonizado, beatificado ni prediseñado. Debería disfrutarse a plenitud como hacen la mayoría de los animales, con sus ventajas y desventajas, con sus heridas y sus alegrías. Deberíamos ser libres de tantas cuerdas mentales que nos atan, así las cosas serían más fáciles, más simples. ¿No creen?