Ese animal llamado Hombre – IV

Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde.

Sir Francis Bacon

Percepción e inteligencia intrapersonal.

– ¡Me vas a volver loco! ¿No quedamos en que íbamos a la casa y cuando regresáramos entraríamos a la farmacia? – me dijo él casi gritando, se sentía mal por el resfriado.

– Está bien, no me di cuenta… – respondí yo con cara de pucheros.

La discusión venía desde que nos montamos en el auto pero se vio interrumpida al entretenerme disociarme con la vista de un recuerdo de mi Cuba querida.

– ¡Mira, mira tuti! ¡Un hombre en una bicicleta con motorcito! ¡Mira como echa humo! – dije emocionada al recordar los riquimbilis de mi patria.

– ¿Dónde?

Ya el hombre doblaba la esquina y lo perdí de vista. Pusieron la luz verde en ese preciso instante y doblamos, divisando al hombre de nuevo, un poco más adelante.

– ¡Ahí, ahí! – señalé yo con el dedo sin dejar de mirarlo. Era un señor maduro – lo que se dice ocambo en Cuba -, vestido de blanco con un chort, un pulover y una gorrita estilo volchevique.

– Ah si – me dijo él al verlo. Todo ocurrió en segundos.

– Míralo como se cambió de senda sin mirar para atrás.

– ¡Pero será comemierda! – un van con claras intenciones de llevarse la roja frenó con todo. El hombre se había cambiado de senda en el preciso instante en que pusieron la roja, supongo que con el objetivo de entrar a la izquierda, como si las bicicletas no se rigieran por las leyes del tránsito.

– !Ay, le va a dar¡ ¡Le va a dar! ¡Le va a dar! – grité yo apuntando a la escena con mis dedos.

– ¡Le dio!

Todo ocurrió en fracciones de segundos, mientras llegábamos al semáforo en rojo. El van frenó en seco y zigzagueó antes de impactar al hombre que cayó al suelo enredado con la bicicleta. Nos detuvimos al lado del incidente pues todo ocurrió en la senda al lado nuestra.

Las dos chicas que iban en el van se bajaron asustadas, el hombre se levantaba sin ayuda, estaba bien. La rueda de atrás de la bicicleta se jorobó pero él no perdió ni la gorrita. Solo tenía un rasponazo en el codo derecho y les hacía señas de que estaba bien, de que no le había pasado nada. Pusieron la verde y al ver que no fue nada grave, proseguimos.

– Tuti tienes unos ojos, por poco matas al hombre – me dijo él.

Yo comencé a llorar.

Y con esta anécdota, fresquecita pues ocurrió ayer 14/3/12, comienzo mi reflexión y/o muela 🙂 sobre la psiquis humana, esta vez sin saber realmente de qué quiero hablar ya que me metí en la wiki a leer sobre algunos fenómenos y salté de tema en tema y ya ni sé por donde iba la cosa, pero bueno, hagamos el intento.

Es sabido que yo soy atea y que no creo en poderes divinos y ese tipo de cosas por lo tanto, queda claro que la clarividencia, las visiones, la telepatía y todas esos cuentos de midiums están descartados; no son «el tema». Vaya, qué misticismo! jajajaja! Ya en serio…

En mi cabeza no cabe la posibilidad que de ninguna manera mis acciones hayan causado, directa o indirectamente, el accidente del señor pero el suceso me trajo algunas dudas y deseos de analizar la mente humana, como me ocurre de vez en mes. Siempre me ha gustado el psicoanálisis y leyendo hoy, saltando de tema en tema como las pulgas, llegué a una terminología que no conocía de nada pero que aplica a mi personalidad. Nunca había leído o escuchado sobre ella pero tiene que ver conmigo y con mi personalidad: Inteligencia intrapersonal – I.I a partir de ahora para abreviarla (después les hablo más del tema).

Disculpen si me vuelvo incoherente y si no encuentro un punto fijo de atención en este post pero me quedé fundía leyendo, jajajaja! y aún no sé qué quiero expresar. Siempre me he preguntado qué es un deja vú y por qué sucede, así mismo me interesa esa sensación de que «algo va a suceder» que al menos a mi me sobreviene a veces; según la wiki se puede asociarse a la intuición o puede verse como premonición, siendo parte de la percepción extrasensorial.

También me he dado cuenta de que habemos personas más perceptivas e intuitivas que otras – algunas como yo nos damos cuenta y otros, amén de ser de esa manera, apenas conocen este fenómeno – y aunque no sé explicar el por qué, me imagino que ahí es donde entran en el juego la inteligencia interpersonal y la I.I.

La inteligencia (del latín intellegentĭa) es la capacidad de entender, asimilar, elaborar información y utilizarla para resolver problemas. El diccionario de la Real Academia Española de la lengua define la inteligencia, entre otras acepciones como la «capacidad para entender o comprender» y como la «capacidad para resolver problemas». La inteligencia parece estar ligada a otras funciones mentales como la percepción, o capacidad de recibir información, y la memoria, o capacidad de almacenarla.

La I.I es la capacidad de comprenderse a uno mismo en profundidad pudiendo así dominar los propios sentimientos, dándoles nombre y usándolos para relacionarse con los otros. Así, la capacidad de diferenciar entre un sentimiento y otro, educándose uno mismo y llegando al conocimiento profundo de la propia personalidad. Ufff! ‘Ta complicado y aunque parece sencillo, no es tan así. En aquel post Simplemente yo, algunos de ustedes me comentaron que les era difícil hacer un análisis tan detallado de sí mismos. Leyendo hoy llegué a la respuesta: I.I.

Según Howard Gardner existe la inteligencias múltiple y se separa en 8 tipos pero eso lo leen ustedes si quieren pues no quiero extenderme con la baba. El caso es que todo individuo posee una grado de inteligencia dado y cada una de estas inteligencias por separado nos pertenecen también solo que la magnitud alcanzada va en dependencia de muchos factores como la vocación y los intereses personales.

Volviendo a la I.I, a la percepción, la intuición y los fenómenos que no entienden nuestras mentes y por supuesto, al accidente del señor… a veces me pregunto si esas casualidades en las que uno ve algo o dice que algo sucederá y realmente sucede, tendrán algo de premonitorio. No me refiero a las visiones ni a escuchar voces del más allá que te dicen algo, me refiero meramente a esa sensación de ansiedad, de estar adelantado en el tiempo aunque sea solo un poco, a presentir «algo» que al menos yo no sé qué es.

Lo que sucede como dejà vu podría verse como una sobreactividad del cerebro en ese instante, un desenganche entre este y los sentidos donde él percibe a una velocidad inimaginable, inexplicable en términos de espacio-tiempo pero aún así manda la señal a los sentidos y estos entonces entienden el suceso como algo retardado o simplemente, doble. Oh dios, ya estoy desvariando! jajajaja!

Me vuelvo a explicar para que no piensen que se me frió el cerebro ni nada de eso, jejeje! Lo que sucedió con el señor solo me sirvió para preguntarme ciertas cosas, hasta hoy no me he sentido «vidente» ni nada por el estilo pero se me activó la curiosidad y quise comentarlo con ustedes.

En definitiva, me da la impresión de que el post no tiene ni pie ni cabeza pues a mí misma me ha dejado más lagunas y dudas que antes y probablemente no les resulte interesante a ustedes. Me perdonan pero a mi me apasionan estos temas y me sucede que cuando hablo o escribo sobre algo que no entiendo, cuando lo verbalizo en voz alta o en mi mente, me es más fácil a mí misma el comprenderlo.

Bienvenidas sus opiniones sobre este tema tan «metatrancoso» 🙂

***

Piensa como piensan los sabios, mas habla como habla la gente sencilla.

Aristóteles

Acerca de Yesi Lugo

Welcome to Jazz it Up with Yesi, where we make, not only pretty but, yummy food. Ver todas las entradas de Yesi Lugo

17 respuesta a «Ese animal llamado Hombre – IV»

  • Carlos Efron Mur

    me gusta todos esos terminos cubanisimos, en ocasiones me recuerdan mi infancia donde algunas palabras eran el termino común de nuestros juegos, un abrazo querida

  • mercedesmolinero

    No te comas la cabeza, con estas cosas que evidentemente son efecto de la casualidad. Existe un amplio porcentaje de probabilidades para que coincidamos, pensemos y actuemos lo mismo que otros, en cualquier momento.
    Como tu bien sabes, los fenómenos paranormales, no existen.
    Recuerda, si eres atea, serás materialista y los materialistas sólo creemos en lo que vemos y en lo que es demostrable, todo lo demás es fantasía.
    Un abrazo

    • izmatopia

      nadie me entendió, evidentemente me compliqué demasiado…

      por supuesto que no creo en hechos paranormales y sé que no causé nada ni tuve una premonición, solo que con el suceso me dio por preguntarme todas esas cosas…

  • camarero

    pienso que la posibilidad de adelantarnos a un evento parecido a este se debe a nuestra capacidad de intuición, observación y experiencia… me refiero al hecho que describes… sucede que en milésimas de segundo todo lo que nuestra experiencia sabe de distancias, velocidades, inercia, dirección, distancia se calcula a una velocidad supersónica y se sacan esas conclusiones como las más probables… o sea, cuando dijiste -o dijo- «le va a dar» «le va a dar»… no es que fueras -o fuera- adivina o nigromante, es que ya el cerebro había sacado sus cuentas a una velocidad enorme y sacado la deducción más lógica… lo más cercano a lo que pasó puedo haber sido «viste! casi le da!»… pero eso es resultado del mismo análisis de lo más probable… si un niño de 7 años hubiese visto la misma escena quizás no hubiese podido aventurar nada pues su experiencia de vida aún no le permite discernir ese evento…

    • izmatopia

      esa misma respuesta me la dio Arian, sobre lo que uno sabe y el cerebro calculando y todo eso… eso lo sé, pero solo quería divagar un poco sobre estos fenómenos que mencioné…

  • Mar

    Qué mala eres, por poco matas al hombre.
    Mal de ojo, eso fue lo que le echaste… BRUJA!!!

  • Leydi Torres Arias

    ah, veo que te gustan los post seriados, como a un amigo mío que tiene uno y a veces suelta sus letras por partes. Te a las 7.

Replica a Leydi Torres Arias Cancelar la respuesta