Toccami
Dai su bruciami la pelle
Toccami
Ancora
Parlami
Una lingua strana
Che solo sia capita
da me.
Toccami – Lara Fabian
«Tócame», le dijo a modo de ronroneo mientras le clavaba las pupilas dilatadas. Frunció el seño al decirlo, a modo de queja. Estaba tan mojada que no podía más que quejarse. De repente sentía los latidos de su corazón en los pezones, entre las piernas…
Él sonrió con el brillo de quien recordó un detalle importante y se acercó a su cuello. Le pasó la lengua húmeda por detrás de la oreja y le mordisqueó el lóbulo.
«No», le susurró y se alejó solo lo justo para ver el fuego en sus ojos.
Ella suspiró y abrió la boca para emitir una queja pero se le atoraron las ganas en la garganta. Musitó una súplica que él no pudo comprender en sonidos pero le vio estremecer el cuerpo frágil y tembloroso. Entonces se supo en total y absoluto control y se dispuso a ser «malo», como le había escuchado decir que le encantaba que fuera.
«¿Ve estos dedos?» Le dijo, haciendo movimientos sensuales que le evocaban a ella sensaciones en el medio de su humedad. «Estos dedos podrían estar dentro de su boca ahora, porque me los quiere chupar, ¿cierto?» No esperó respuesta. «Podrían estar bien mojados de su saliva ahora mismo pero no le voy a tocar.»
Ella se apartó el pelo de la cara y del cuello. Su piel comenzaba a brillar con una capa tenue de sudor. Tragó en seco sin dejar de mirarlo a los ojos, expectante.
«También podrían estar ahí, bajo su blusa, apretando ese pezón que puedo ver, duro, ahora mismo.»
Ella gimió suavemente, aferrándose al asiento.
«Podrían mis dedos apartar su vestido suavemente y caminar por sus muslos, separarlos de un tirón y dejarlos entrar, uno… dos… tres dentro de su sexo mojado, hasta ver la luz escapar de sus ojos.»
Ella se dejó caer contra su pecho, sollozando bajito y dejó su propia mano hurgar entre sus piernas mientras él la abrazaba y le acariciaba el pelo.
«¿Mi niña no pudo aguantar más? ¿Se va a tocar ella misma? Niña mala. Sabe que esta desobediencia le va a costar caro. Mientras más se goce ahora, más tiempo le daré de castigo. ¿Están ricos esos deditos en su clítoris, mi niña loca?» Le susurró, sin dejar de entrelazar los dedos en su melena suelta.
Ella asintió, con sutiles interjecciones a cada pregunta, sin dejar de mover sus nalgas en el asiento y sus dedos en su clítoris.
«¿Por qué se esconde, mi niña? ¿Por qué esconde la carita en mi pecho? ¿Le da vergüenza? Sabe que lo que está haciendo está prohibido.»
Comenzó a apretar la boca contra su pecho, mojando su camisa con saliva y acallando los gemidos.
«Niña hermosa, debe terminar ya. Démelo ya. No puede hacer esto aquí. No puede hacer esto ahora, mi niña.»
Se abrazó más fuerte a su pecho y le mordió el pectoral, sin hacerle daño, pero lo suficientemente apretado para acallar un grito. Se estremeció varias veces. Él la abrazó con fuerza y la consoló al oído.
«Calma ya, niña mía. Todo está bien.»
Ella levantó la cara de su pecho, sus labios rojos de sangre, sus ojos llenos de lágrimas, su frente sudada. Él le miró con ternura y le besó ambos ojos mientras la abrazaba por el cuello. Ella, inmóvil y se le había escapado la luz de los ojos.
«¿Está bien mi niña?» Le preguntó, sin dejar de mirarla. Ella asintió con la cabeza. «Ok.» Dijo él y posó los ojos en el camarero que esperaba atento desde que le había hecho seña.
«Traiga un vaso de agua para la señorita, por favor.»
El camarero desapareció entre las mesas, mientras el murmullo intenso del restaurant lleno fluía alrededor de él y su niña satisfecha.
Ella sacó la mano de entre sus piernas y le mostró los dedos rojos y viscosos a él antes de ponerlos en su propia boca. Los saboreó con detenimiento y al sacarlos estaban limpios de nuevo. Un poco de sangre había manchado la comisura de su boca. Él la besó con ansias, hasta dejarla limpia.
El camarero le ofreció una copa de vino.
«No, gracias. No quiero arruinar el sabor que me ha quedado en la boca.»
25/07/17 at 5:10 AM
Demasiado excitante para recordarlo dos veces. Saludos.