*Cuando calienta el sol aquí en la playa, siento tu cuerpo vibrar cerca de mi…
Luis Miguel – Cuando calienta el sol
Este fin de semana fue atípico en varios sentidos. Primero, mi amor trabaja de 2 a 11 pm y descansa dos días por semana, siendo uno de esos días el sábado de manera fija y cualquier otro que varía semanalmente. Esta semana le tocó descansar el fin completo, coincidencia que se da solamente una vez al mes o cada dos meses gracias a la rotación que hacen con el horario. Gracias a estas buenas noticias, nos pasamos el fin de semana junticos y puedo decirles que la pasamos de lo mejor.
El sábado fue día de compra de alimentos y víveres, recoger y hacer algunas otras labores, cocinar, lo de siempre. Alquilamos dos pelis y entre una cosa y otra, viendo tv y haciendo diligencias se nos fue el día. Como estuvimos juntos, el día fue largo y fructífero y no nos aburrimos para nada. Ayer domingo fue diferente, nos planeamos desde la noche anterior levantarnos temprano para ir un rato a la playa con unos amigos. La idea de levantarnos temprano fue porque ella entraba a trabajar a las 3 de la tarde y aunque su esposo y nosotros descansábamos el día entero, había que regresar a casa para que ella cumpliera con su deber.
Para qué mentirles, no nos levantamos tan temprano. La idea era despertarnos a las 8 para estar en la playa a las 9. Realmente nos despertamos a las 10 menos 20 y llegamos a la playa a las 11:30 am. Yo me puse y me quité la trusa 2 veces antes de salir de casa pues la última vez que fui había mucho oleaje y muchos yerbajos que no me gustaron nada. Finalmente me fui con un vestido y la ropa interior debajo; renuncié al traje de baño.
Al llegar a la playa, qué sorpresa la mía. Hacía años que no veía un mar tan lindo, que me invitara tanto. La playa era un plato, no había ni una ola y el agua era completamente cristalina. Había un sol riquísimo, fuerte pero no tan molesto como en otras ocasiones. Todo el mundo traía su trusa y yo sufriendo. Bueno, finalmente nos pusimos bloqueador solar y comenzamos a caminar por la orilla, buscando un punto donde no hubiera tanta gente aglomerada.
Para qué decirles que me bañé en sopa interior con todo y vestido, jajajaja! No pude aguantar la idea de que todos se iban a disfrutar de una playa que me enamoraba después de tantos años y me metí al agua así mismo. Como el agua estaba tan clara tu que amarrarme el vestido para que nadie viera nada, jejejeje! Pero la pasé tan bien!
Vaya, que me he quedado con las ganas de repetir la aventura, solo espero ir de nuevo y encontrar el mar tan apacible, tan hermoso y tan hechizante de nuevo para darme otro chapuzón.